Gabriela Rivera Lucero

Menarquia en medio de la pandemia, abril de 2020. Uno de los sucesos más inesperados, pero sublimes del confinamiento fue la menarquia de mi hija mayor Emilia. Ese día me contó muy animada, sin temores ni miedos, y lo celebramos en familia, con un ritual y festín con sus comidas favoritas, flores que recogí de la calle, y velas de colores que teníamos en casa. La bañé con flores, la mimé y felicité. Para ella fue un día celebrado y acompañado, sin tabúes. Fue lindo escuchar cómo le contaba a sus amigas feliz y sin vergüenza alguna. Conversamos de métodos y formas para albergar el sangrado, tampones, copas, compresas, a ella le gustaron las lavables, y le enseñé a lavarlas y regar las plantas con el agua de su sangre. También conversamos de plantas que alivian dolores menstruales y Salvador le trajo Salvia. ¡Por una menstruación libre y sana!

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